Por Jorge Peralta – Lectura 2 minutos
Desde un enfoque sistémico, la interrelación de los sistemas familia y empresa transmite desorden a la empresa familiar aumentando la problemática y la presencia de comportamientos disfuncionales. Esto es más confuso si no queda claro cuando los miembros de la familia están formando parte de uno o de otro sistema. El desorden generado aumenta la complejidad en la empresa familiar y definirá el nivel de exigencias a las que estará sometida la familia (Davis. P et al, 1980).
Conocer el nivel de complejidad permite anticipar situaciones que podrían ocurrir con mayor probabilidad cuyas consecuencias pueden ser impredecibles. (p.e. conflictos familiares, diferencias económicas, ruptura familiar; etc.). El nivel de complejidad define el tipo de problemas que, con mayor probabilidad, la empresa familiar afrontará en el futuro. Con el tiempo la complejidad aumentará, absorbiendo energía y recursos de los miembros de la familia afectando la unidad familiar (Gimeno. A, 2009). Ver figura siguiente de la complejidad de la interrelación familia – empresa.
La complejidad de la familia está influenciada por los diferentes estadios de su ciclo vital y su tamaño; y la identidad y la diferencia de experiencias vitales de sus miembros. Sin embargo, es el diferencial de intereses y las orientaciones dominantes de sus miembros los que tienen mayor efecto en la complejidad. A mayor complejidad la familia trasmitirá mayor desorden a la empresa en su relación de interdependencia.